Todas las personas se pueden dividir según su tipo de pisada, pisada pronadora o pisada supinadora. Conocer cómo pisamos es fundamental para elegir qué tipo de calzado debemos utilizar para hacer deporte. Utilizar un calzado inadecuado o no utilizar medidas correctoras puede conllevar lesiones, desgastes y sobreesfuerzos innecesarios, fácilmente corregibles mediante un estudio de la pisada.
La pisada pronadora y la pisada supinadora son desviaciones de la pisada, es decir, son movimientos que se salen de la alineación de los puntos articulares más importantes cuando se pisa sobre una superficie estable. En la mayor parte de los casos no requieren un tratamiento específico al tratarse de desviaciones pequeñas. No obstante, según la cantidad o intensidad de deporte que realicemos, las pequeñas desviaciones de la pisada pueden producir molestias más o menos graves. Un caso claro es el de los corredores, que al llevar a cabo una actividad muy repetitiva y con impactos muy fuertes tienden a padecer más las pequeñas desviaciones.
¿En qué consiste la pisada del pronador?
La pisada pronadora, conocida correctamente como hiperpronación consiste en un movimiento del pie en el que nuestro tobillo, rodilla y cadera ejercen una presión mayor de la recomendada hacia la cara interna, venciéndose hacia el arco de nuestro pie y desalineando dichos puntos articulares. La mayoría de los humanos somos pronadores. Esta desalineación provoca un riesgo mayor de lesión en las diferentes partes de nuestro tren inferior que trabajan en cada pisada. Cuando nuestro pie se mete hacia dentro más de la cuenta se origina un ángulo tomando a la pierna como referencia. Cuanto mayor sea el ángulo, mayor será el grado de hiperpronación en nuestra pisada, aumentando también el riesg
o de lesión. Únicamente conociendo el grado de desviación de nuestra pisada estaremos en condiciones de saber qué productos son los que mejor nos vienen según cada caso y necesidad.
¿En qué consiste la pisada del supinador?
La pisada supinadora es la contraria a la hiperpronadora, es decir, en la que nuestro pie y nuestro tobillo se desplazan
más de la cuenta hacia la zona externa. Las consecuencias de la desalineación son las mismas (riesgo de lesiones, mayor exigencia muscular, desgaste en los puntos articulares), si bien es una pisada menos común entre la población. Aunque muchos podamos caer en el error de que desgastar nuestro calzado por la zona externa es sinónimo de una pisada supinadora, basta con realizar un estudio de la pisada para conocer que es una pisada muy poco habitual.
¿Cómo pueden afectar las desviaciones de la pisada al corredor?
El mundo del atletismo tiene una particularidad importante con respecto a otros deportes: se realiza siempre haciendo los mismos movimientos (o muy parecidos). Esto quiere decir que un porcentaje muy alto de toda nuestra actividad deportiva consiste en un movimiento repetitivo y constante de los mismos músculos y una exigencia intensa y periódica a nuestros huesos. Por lo tanto, si existe una desviación en la pisada, esa desalineación se va a producir durante la mayor parte de nuestro ejercicio, con el agravante de la aparición de la fatiga en distancias largas. Por si no fueran suficientes motivos, a estos movimientos simétricos y constantes hay que sumarle el factor del impacto, por lo que si corremos con una desviación en la pisada, por ejemplo en la rodilla, y justo impactamos cuando la rodilla no está en su situación ideal, el riesgo de padecer lesiones aún más importantes se incrementa. Esta concatenación de particularidades hace que sea muy importante cuidar absolutamente todos los factores que intervienen al correr, desde corregir cualquier desviación en la pisada hasta conocer los factores básicos que intervienen en la técnica de carrera empleada en cada ejercicio. Tensores, ligamentos, músculos o articulaciones pueden verse dañadas por una desviación de pisada, ya que al correr con unos apoyos incorrectos obligamos a dichas partes a trabajar en situaciones incorrectas que pueden originar desde pequeñas sobrecargas hasta roturas de ligamentos o desgastes de cartílagos.
¿Cómo se pueden corregir las desviaciones?
Existen varios mecanismos que nos pueden ayudar a que todo trabaje de una manera más correcta. Uno de los caminos más recurridos en la actualidad es la plantilla a medida. Su punto fuerte es la versatilidad, ya que se puede usar en casi todos los calzados y solucionar nuestros problemas de pisada en las diferentes situaciones del día a día. Por ejemplo, puedes utilizar una plantilla personalizada para hacer deporte, pero también la puedes sacar y poner en la bota del trabajo y en las zapatillas de vestir del día a día. Con un único producto tendrás la tranquilidad de tener la pisada alineada la mayor parte del día.
Lo importante al hacerte unas es que el sitio en el que te hagan el estudio previo a la fabricación de las plantillas cuente con el material necesario. Es importante que te analicen en movimiento, que valoren las presiones de tu pie con un escáner o algún mecanismo parecido (nada de moldes), que analicen la forma de tu pie, los grados de desviación de tu pisada. Así tendrás la tranquilidad de que la plantilla cumplirá perfectamente con tus necesidades. Otro de los caminos más comunes es el calzado correctivo. En las tiendas de deporte especializadas en este tipo de calzados se realiza también un estudio para delimitar el grado de desviación de tu pisada.
Según tus necesidades existen calzados que cuentan con tecnologías y materiales encargados de recolocar las presiones incorrectas. Gracias al asesoramiento de estos especialistas también podrás conseguir reducir los riesgos de padecer lesiones derivadas de las desviaciones de tu pisada.